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14 jun 2015

Dadora de Luz (Phaesporia)

Dadora de luz (Phaesporia)



Mi madre me llamó Calíope, en honor a la Musa, decía que cuando me vio supo que tendría una voz hermosa para contar historias llenas de grandeza, de belleza, de heroísmo. Sin embargo, no creo que jamás haya pensado que la historia que iba a contarles, sería la mía y la de una Diosa.

Vivíamos en una pequeña aldea cerca de la capital Atenas, era época de conquistas y constantes batallas, los hombres iban a la guerra y tomaban las grandes decisiones, eran los que tenía acceso a las escuelas y a los honores, las mujeres estábamos relegadas a las tareas del hogar, encontrar marido, entregarles nuestra vida, darles hijos y morir. Como verán, no habían muchas opciones de hacer grandes cosas para las mujeres, por eso cuando mi madre me explicó por primera vez el porqué de mi nombre, no pude más que reír e imaginar que historias podría contar yo, una pobre chica de un pequeño pueblo; pero había algo dentro de mí que no me daba paz ni me dejaba resignarme a ese futuro, quizás mi madre tenía algo de razón y el nombre de la musa si estaba teniendo efecto en mí, me escapaba de casa cada vez que podía y corría a buscar aventuras en el bosque cercano, que se reducía a admirar a los animales y una que otra vez escapar de algún cazador, no eran tiempos seguros para las mujeres en ninguna parte. Entonces pasó lo que todos ustedes esperan, tuve un problema del que no pude escapar, y fue cuando la conocí.

A ella le gustaba decir que fue mi espíritu aventurero lo que la llevó a mí, yo le respondo que era una niña imprudente escapando de la opresión de las costumbres de casa, haciendo más tarde el momento en que tuviera que dejar todo eso atrás y enclaustrarme en la casa de un hombre, no había otro destino para nosotras, pero ella me mostró algo distinto. Ese día me dejé llevar por el cantar de unos pajarillos, me adentré en lo profundo del bosque siguiéndolos y cuando vine a percatarme, estaba perdida sin remedio, la luz del sol estaba desapareciendo en el atardecer tardío y aún no era tiempo para que las estrellas iluminaran el cielo y poder guiarme, claro si hubiera terminado de memorizar el mapa de las estrellas que padre tenía en casa, podría ser… pero bueno, la verdad era esa, estaba perdida y nadie podía ir a rescatarme, porque nadie sabía a donde había ido.

Me senté cerca de un ciprés, ya era tarde y miraba las estrellas tan concentrada intentando recordar algo que me hiciera deducir la dirección de casa, que no me di cuenta cuando aquellos hombres comenzaron a rodearme, para cuando me percaté, no había por donde escapar.

- ¿Qué hace una jovencita tan bella como tú a estas horas en un lugar tan peligroso? – dijo el hombre que estaba más cerca de mí y enseguida comenzó a reír de esa forma vulgar que tienen los forajidos, el aliento a alcohol me golpeó.-  Quizás no sabe que lejos de casa le pueden pasar cosas muy feas – siseó otro mientras salía de la sombra de un árbol, estaba jugueteando con un cuchillo entre sus manos, me miró y su mirada me heló la sangre, luego miró mis piernas y sonrió – Nosotros podríamos cuidarla señorita –- Lo que haga o no, no es de su incumbencia señores, y no gracias, yo puedo cuidarme – dije con un tono de voz que salió más firme de lo que pensé y de lo que realmente sentía, el miedo me calaba los huesos y hacía un gran esfuerzo por no temblar.- Ay señorita – dijo el segundo hombre acercándose lentamente a mi – Hemos revisado el lugar buscando un refugio para pasar la noche, la podemos llevar ahí, estará cómoda – Arrastraba las palabras al hablar, y un aire frío me recorría la espalda.

No aguanté más y como pude me levanté para salir corriendo, pero los dos hombres se movieron rápido tras de mi, no alcancé a alejarme un par de metros cuando uno cayó sobre mi, me volteó y me defendí como pude, movía las piernas sin parar mientras con mis puños golpeaba su cara, cuando vi que era el segundo hombre, la desesperación se apoderó de mi y comencé a gritar clamando ayuda. Escuchaba como el otro decía “déjame algo” y reía, el otro forcejeaba separándome las piernas y mascullaba algunas palabras, que entre mis gritos jamás pude entender, no había mucho que pudiera hacer, el peso de su cuerpo me estaba ganando, afirmó mis dos manos con la suya y con la otra bajó a su pantalón, las lágrimas no dejaban de rodar por mis mejillas y cerré los ojos.

De pronto el silencio y sentí todo el peso de su cuerpo sobre el mío, cesaron las risas, y todo quedó suspendido ante la sorpresa, abrí los ojos, una flecha con una hermosa pluma dorada estaba insertada en la espalda del tipo, como pude lo empujé hacía un costado mientras el otro hombre miraba para todos lados buscando al agresor, al no poder distinguir algo, echó a correr entre los árboles, una flecha pasó cortando el viento cerca de mi evadiendo todo obstáculo hasta matarlo, ambos quedaron sin vida tendidos en la tierra. Me levanté como pude, aún estaba en peligro, no sabía quién era el cazador ni sus intenciones, apoyé la espalda contra el árbol mirando hacía la oscuridad del bosque que tenía al frente.

- Eres bastante arriesgada, adentrarte así en el bosque, quedarte hasta tarde – se percibía la altivez y el reproche a través de la voz.- Seas quién seas, debo darte las gracias o también huir de ti – dije ya cansada de todo. Hubo una pausa y luego habló.- Lo más probable es que darme las gracias, porque te voy a acompañar hasta las afueras del bosque – y diciendo esto apareció, era hermosa, una cabellera rubia, alta y esbelta, vestida con pieles, penetrantes ojos azules que pareciera emanaban una luz pálida como la luna. La miré asombrada, era una mujer cazadora, armada con un cuchillo amarrado al cinto, su arco y su carcaj, era impresionante, su porte, no pude menos que admirarla y desear saber quién era.- Entonces, ¿A quién tengo el placer de darle las gracias? No me has dicho tu nombre – me miró sonriendo, noté en su expresión que le había causado gracia mi petición, quizás no estaba acostumbrada a ese tipo de trato, lo único que puedo decir en mi defensa, es que me salió natural, tenía una mezcla de miedo y asombro, pero existía algo más fuerte y no me podía detener.- Algunos me llaman Phaesporia – dijo mientras se colocaba a mi lado de pie - ¿Vamos…?
– Calíope, ese es mi nombre -- Vaya, como la musa… no eres una musa ¿o sí? No creo por la forma en que te has dejado atrapar – dijo razonando mejor.- Ja! Gracias por el cumplido, espera… ¿Me estabas mirando? – le respondí levantándome y echando a andar a su lado.- No, pero si dos hombres comunes te han atrapado, es que no eres una musa – dijo ella sin darle mayor importancia.- Ah bueno, si tuviera alguien que me enseñe, quizás podría defenderme mejor ¿No crees? – dije desafiante, ella rió más fuerte aún, su risa inundo toda la arboleda y ya no me pareció tan tenebrosa.- ¡Hecho Calíope! Yo te enseñaré a defenderte, ven todas las tardes y te ayudaré -- Me puedes decir Calí – le dije sonriendo tímidamente, de pronto tenía una cita, bueno, era para pelear y con una mujer, eso no catalogaba como cita… ¿o sí?- Está bien Calí y tú me puedes llamar Phae, nos vemos mañana -

No los voy a aburrir contándoles que me castigaron por llegar tarde a casa, que al otro día y los siguientes tuve que escaparme, inventar mil y un cosas para salir de casa a reunirme con Phae, el tiempo pasaba volando a su lado, me enseñó muchas técnicas de casa y de pelea cuerpo a cuerpo, había algo mágico en ella, cada momento que podía me quedaba observándola perdida en mis ensoñaciones, “Pon atención Calí” solía decirme, y vaya que yo ponía atención, en lo atléticas que debían ser sus piernas por todo el ejercicio que hacía, pero no, eran delicadas, se veían suaves y ágiles, rápida, sus brazos descubiertos mostraban su fuerza cada vez que tensaba el arco, dominaba su respiración para lanzar un tiro perfecto, su cabello se levantaba hacia adelante cada vez que la flecha era lanzada. Comíamos en el bosque lo que habíamos capturado, nos reíamos muchísimo y los días pasaban sin mayores contratiempos, hasta que me vi alcanzada por la realidad.

 - Calíope, mañana te irás al templo de Artemisa como lo indican las costumbres, ha llegado la hora de que te cases, ya estoy en negociaciones con una familia de Atenas, después de pasar una semana en el templo y con la bendición de la diosa, te casarás y darás a luz a los hijos de tu marido – dijo mi padre en la cena.
- Pero papá… - intenté decir.
- No me discutas Calíope, sabes bien cuál es tu lugar, no quiero hablar más del asunto –

Esa noche no pude dormir, ¿Cómo podría avisarle a Phae que no podría ir al otro día?, que nuestros juegos se habían acabado para siempre y que no existía nada que pudiera cambiarlo, esa noche como nunca me sentí como lo que era, prisionera en la casa de mi padre, esclava de sus designios y sin dejar de llorar me dormí.

El viaje al templo de Artemisa era largo, fuimos unas 20 chicas en esa caravana, todas con las mismas pretensiones de nuestros padres, cumplir con la tradición de servirle a la diosa por una semana para que bendijera nuestros matrimonios y nuestros futuros hijos, Artemisa era diosa de muchas cosas y una de esas cosas era los partos, decían que apenas había nacido, ayudó a su madre Letona a traer al mundo a su hermano Apolo, su gemelo. Llegamos sin contratiempos al templo, las sacerdotisas nos enseñaron lo que debíamos hacer y así pasó el primer día, entrada la noche ya en mi cuarto sentí que golpearon la puerta y me acerqué a abrir, lo que vi hizo que me quedara de una pieza.

 - Te fuiste sin avisar Calíope – me dijo Phae con la rabia apenas contenida, sus ojos tenían un destello que me hizo temblar, estaba enfurecida.
- ¡Phae! Lo siento, fue intempestivo, mi padre… ¡¿Cómo supiste que estaba aquí?! -
- No por ti… me lo dijeron – dijo entrando a mi cuarto, se paró en medio de la habitación, se dio vuelta y me miró – Te esperé y al ver que no llegabas me volví loca, fui a tu casa y no estabas, te busqué por toda la ciudad hasta que me dijeron que estabas aquí, que ironía, ¿no?, de todos los lugares del universo, tenías que estar aquí – dijo más para sí.
- ¿Qué tiene que esté aquí precisamente? Sabes por lo que vine, me van a casar y me han enviado para obtener la bendición de Artemisa – dije molesta, yo quería seguir con ella, vivir mis días a su lado, no había sido tan feliz hasta que la conocí y venía con todo su orgullo herido a reclamarme porque me había ido… ¡me iban a casar! ¿qué podía hacer yo para negarme? Estaba atada y frustrada, cerré la puerta y me apoyé en ella en silencio mientras las lágrimas corrían por mis mejillas por la rabia, el dolor, la incomprensión.
- Lo siento, jamás en mi vida me he sentido así, y jamás en mi vida he dicho que lo siento, pero es verdad, pensé que me habías dejado atrás, que te querías olvidar de mi y no pude soportarlo. – dijo en un susurro, su mirada estaba clavada en el piso – jamás en mi vida y eso que no son pocos años ja! – la broma quedó suspendida en el aire sin hacer el menor efecto en las dos, la verdad era simple, estabámos destrozadas, y ¿por qué razón? Sólo puedo decir que en ese momento no lo sabía, sólo pensaba en lo obligada que estaba, en lo que quería hacer y asumía que toda mi tristeza se debía a que no era dueña de mi propio camino. Y yo quería un camino al lado de Phae, uno que me mantuviera cerca.
- ¿A qué has venido Phae? Aparte de reclamarme el que no haya ido más contigo… ¿A qué has venido?, ¿Qué es lo que quieres, buscas? – Le dije con desazón.
- Calíope, a ti, te quiero a ti, es todo en lo que he pensado desde que supe que no llegarías a ese claro, te quiero a ti Cali, he venido a buscarte – Y sin darme tiempo a nada se acercó, me abrazó y hundió su rostro en mi cuello, mi corazón comenzó a latir eufórico, el contacto de su cuerpo con el mío, sentir que ella respiraba agitadamente, cerré los ojos y fui sensible a su aroma, a su dulce aroma a miel, su cabello olía a una mezcla de menta y laurel, y a aire fresco, todo en ella olía a libertad, no pude más que rodearla y fundirme con ella en un abrazo. Yo también la quería a ella y sólo a ella.

¿Cómo fue ese primer beso? Sólo puedo decir que fue mágico, cuando me ví reflejada en sus ojos azules, cuando sentí su respiración en mis labios, fui yo quien buscó su boca y la besé, nos besamos, es ese momento en que sabes que las palabras sobran, sólo las caricias logran transmitir algo de lo que sentimos y es lo que único que nos sácia. Mis manos comenzaron a recorrer su espalda, mientras con besos me adueñaba de sus labios, de su cuello, ella hacía lo propio conmigo, que suave y delicado que era su tacto, su forma de acariciarme; llegamos a la cama entre besos y caricias, me depositó sobre las sábanas, jamás olvidaré la sonrisa que tenía y como sus ojos brillaban al mirarme, era tan amada, tan anhelada, tan deseada, que sólo levanté los brazos para atraerla a mi sonriendo, me besó y dimos rienda suelta a nuestra pasión.

Desperté y estaba sola esa mañana, busqué a Phae con la mirada, pero simplemente se había esfumado, no quise hacerme ideas, así que calmé toda la tormenta que se estaba creando en mi mente y en mi corazón, me convencí que la vería pronto, por lo que me fui a cumplir mis labores, no quería alertar a nadie ahí y que se pusieran a buscarla, ella no tenía permiso para estar en el templo. A mediodía se me acerca otra de las chicas que se iba a casar, hablamos de varios temas mientras limpíabamos el pasillo, hasta que llegamos  una puerta que estaba cerrada.
- ¿Sabes lo que hay ahí Cyrene? -
- He oído que cuando la diosa Artemisa viene al templo, se queda en ésta habitación, es un lugar sagrado, ella reposa aquí antes de ir a darnos la bendición una vez terminada la semana, sobra que te diga que está prohibido entrar -
- Y si, está cerrado, aunque quiera no se puede – le dije riendo, me percaté que en la puerta estaban tallados distintas palabras y nos acercamos a leer.
- Artemisa, Virgen Blanca, Cazadora, La de las flechas de oro… Phaesporia. -
- ¡Phaesporia!, ¡Dadora de Luz!, así llamamos a la diosa en nuestro pueblo –
- Phae… Phaesporia, Artemisa, la temible cazadora siempre virgen – dije con un soplo de voz.

Los días pasaron y no volví a ver a Phae, pensaba en ella todo el tiempo y en el nombre que había visto tallado en aquella puerta, siempre ensimismada en mis pensamientos, recordando todo lo que podía de ella, pensando en quién era Phae, no podía ser la diosa, imposible que la diosa se hubiera fijado en mi, imposible que la diosa, la temible diosa que castigó a Calisto y a sus ninfas de forma implacable dedicara tanto tiempo a mi, imposible que aquella diosa me mirara como me miró Phae esa noche, imposible… simplemente Phae no había podido burlar a los guardias de nuevo y por eso no podía verla, la diosa estaría aquí sin problemas, no, mi Phae, no es Artemisa. Me lo decía una y otra vez, pero no podía evitar mirar las estatuas de la diosa buscando un parecido con Phae, a veces lo encontraba, otras veces no, estaba desesperada, simplemente quería verla una vez más, preguntarle porque había desaparecido tantos días, ¿por qué me había dejado sola después de eso?, se supone que me quería, que me vino a buscar,  que… quería estar conmigo.

Phae no apareció y llegó el día de la ceremonia, nos vistieron con telas hermosas y delicadas para el momento en que veríamos a Artemisa o en su defecto a la Gran Sacerdotisa que nos daría la bendición, cada paso que dabamos en dirección al salón me alejaba más de Phae y me acercaba más al momento en que perdería mi libertad para siempre, si es que alguna vez fui libre, si es que alguna vez… pero si, lo fui, en los momentos en que estaba con ella en el bosque, en el momento en que fui suya y ella mía, en cada momento que estuve con ella fui libre. El salón estaba adornado con muchas telas colgando de los pilares, estabamos rodeadas de las otras sacerdotisas de la diosa, todas esperaban ansiosas, Cyrene que estaba a mi lado con una sonrisa enorme mirando hacia el altar.

 - ¿Por qué tanta emoción Cyrene?, ¿Realmente quieres casarte? – le dije sorprendida.
- Si Cali, estoy enamorada de mi futuro marido, él ha luchado por hacerse un nombre y casarse conmigo, de a poco me ha conquistado y soy feliz de estar con él, más feliz estoy de que la diosa misma bendiga nuestros futuros hijos – decía sin dejar de mirar el altar, espectante.
- Vendrá la diosa… - y me quedé con la mirada prendida del altar, esperando el momento.

Se dio comienzo a la ceremonia, entraron las sacerdotisas mayores rodeando a una, cuando se abrió el círculo, pudimos ver que era, solamente, la Gran Sacerdotisa que después de oraciones y sacrificios frutales a la diosa, procedió a bendecirnos en su nombre. Me pierdo en contarles la alegría de varias cuando recibieron la bendición, la desilusión de algunas porque no era la diosa quien nos la daba, de a poco nos fuimos acercando con Cyrene al altar a medida que se acercaba nuestro turno, podíamos escuchar las palabras que la Gran Sacerdotisa les prodigaba a las chicas, cuando mi amiga subió fueron las mismas palabras y su desilusión no la pudo evitar, ella quería a la diosa; cuando fue mi turno, me acerqué al altar, la Gran Sacerdotisa me miraba mientras subía las escaleras, yo miré sus ojos, azules profundo, a medida que me iba acercando a ella, el aroma a menta y laurel invadió mis sentidos, aturdiéndome, llegué a su lado y me arrodillé a sus pies como todas antes, sin poder creer lo que mis sentidos me informaban, comenzó a decir la bendición como a las otras, pero su voz se metió en mi mente con otras palabras… “Cali, mi bendición para ti es más que eso, es una promesa, prometo que te protegeré siempre, que veré que seas feliz, que si llegas a ser madre, será porque así lo deseas y tus hijos serán los más hermosos y sabios, serán felices y hablaran de su grandeza en las historias hasta el final de los tiempos, a ellos también se extiende mi promesa, porque aunque lo nuestro no pueda ser, yo te amo, te amo y te amaré siempre, porque aunque tu me has cambiado, las reglas no lo han hecho, y por ello te protegeré, para ti siempre seré Phae, pero ya conoces cual es mi nombre…”
- Artemisa… - me levanté y la miré directamente a los ojos, ella mantuvo mi mirada, pero cuando quise decirle algo, una de las sacerdotisas me tomó el brazo y me sacó de ahí hasta dejarme en el pasillo fuera del salón donde estaban las otras, apoyé la espalda en el muro, las fuerzas de las piernas me fallaron y poco a poco quedé sentada en el suelo, Cyrene se arrodilló frente a mi preocupada.

 - ¿Qué pasa Cali?, ¿Te sientes bien? -
- Debes sentirte feliz Cyrene, realmente fue la diosa la que te dio la bendición justo como querías – le dije mientras las lágrimas caían por mi mejilla.


A la mañana siguiente emprenderíamos el viaje de retorno a nuestras casas, ya habíamos obtenido lo que fuimos a buscar y era el momento de seguir con lo que estaba planeado, nuestros matrimonios. En el camino de regreso Cyrene me comentaba todo lo que haría al llegar a casa, los planes que tenía con Kosta, irradiaba alegría que me hacía sentir mal con toda la tristeza que yo cargaba, se supone que Phae, digo, Artemisa, había prometido que ella vería que yo fuera feliz, pero iba a ser una promesa difícil de cumplir cuando ella era la causa de mi desdicha; aunque debía admitir que tenía razón, habíamos transgredido algunas reglas… quizás varias que no conocía, quizás ella cumpliría con protegerme como lo hizo desde que nos conocimos esa tarde-noche, y es que realmente había amor en sus ojos cuando estuvimos juntas, ella me entregó algo muy preciado, algo que la caracterizaba, ella… entonces fue cuando la vi, estaba montada en el lomo de un ciervo enorme y majestuoso, en los bordes del bosque que comenzaba a nuestra derecha, ella me miraba fijamente, y alzó la mano diciendo adiós, le respondí el gesto.
- Te amo Phae, te amo y te amaré, algún día nos volveremos a ver – dije en un susurro, sin pensar que ese día llegaría más temprano de lo que pensaba.

FIN

7 comentarios:

  1. No me esperaba ese final D:.... si yo fuera artemisa mandaria al diablo las reglas u,ú .. como podria estar sin la persona que se ama?

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  2. Uh... final abierto... *se hace bolita*...

    Bueno, personalmente no me gustan los finales abiertos xD si bien es dejárnoslo a nuestra imaginación, yo prefiero no imaginar, pero asumiré el "y luego de un montón de sucesos más, vivieron felices por siempre" Jajajaj xD

    Ya pasando a comentar de lleno... me gustó, aunque me quedo con la sensación de que faltó algo, y no, no tiene que ver con el final xD Mmm... qué será? Dado que es un one shot, que practicamente son como anécdotas, no creo que sea en el argumento como tal... tal vez un momento de mayor chispeza podría ser? No sé como describirlo... el climax, aunque se seintió, no se sintió mucho (desde mi muy personal perspectiva, por supuesto). Pero bueno, son opiniones solamente y realmente me gustó, me metí en la historia, sentí las emociones de los personajes, visualicé los paisajes y sobre todo, aunque estoy tremendamente resfriada y apenas siento olores, pude sentir los olores que describiste, de manera que la pega está hecha más que bien, así que nada... muchas gracias por compartirlo! :D

    (Por cierto, no deja de llamarme la atención que usualmente no describes a la protagonista, pero por alguna razón, mi cerebro se hace una imagen visualmente clara de ésta.)

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    1. Es final abierto porque... quizás haga continuación jojo, ya sabremos lalala.
      Por otro lado, no es que no te guste un final abierto, es que quieres el final de fueron felices jaja, pero en este caso, en esta historia... se despiden =/
      Y puede ser que al ser un oneshot no pude explayarme más con el tema del clímax, pero hice lo que pude en el oneshot jaja, aún así, me sirve para aprender todas las críticas, quiero realmente mejorar y las aprecio todas!

      Y sabes? No había pensado en eso de que no describo a los personajes principales... pero creo que a Isabel si lo hice... creo xD
      Si? la visualizas? Porque no me mandas el boceto jojo

      Saludos!

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    2. Jajaja todo lo contrario! soy súper antagónica cuando de historias se trata, de manera que los finales felices están lejos de ser mis favoritos :P pero es, sin duda, lo que toda persona espera, aunque a lo que me refería es a la última linea del oneshot, pues da a entender que hubo un siguiente encuentro, y si lo ha mencionado, es porque fue importante, y si fue importante tal veeeez podamos suponer que desató una serie de sucesos más, y para que los sucesos sean importantes, éstos han de implicar cambios, y si implican cambios...... ya ves como una se empieza a pasar toda la película con un final abierto? Jajajaj y bueno, recalco que no me gustan porque siento muy en el fondo que la unica persona que debería ponerle final a una historia, es el autor, así que por más rollos que me pase no hay validez para mí :P
      Y si.. yo también siento lo mismo, al ser un oneshot cuesta más resltar el climax, pero ahí cada escritor va descubriendo sus propios trucos y artimañas para sorprendernos xD
      Ehmm recuerdo sólo en una historia describiste a la protagonista, he de reconocerlo xd pero incluso tengo el vago recuerdo de habertelo comentado ya hace un tiempo :P Mi duda es... tú si tienes claro cómo es la protagonista en tus historias? o de plano ni las imaginas físicamente? xD
      Y bueno... si no te mando el boceto mañana temprano, te lo mando el lunes n_n (tengo que viajar y no tendré internet x.x)

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    3. Creo que no las imagino físicamente... esa es la verdad, son cosas que tengo que mejorar, lo anotaré.
      Jaja y si, lo dejé así, porque si te das cuenta, la protagonista narra desde el presente, mirando el pasado ;)
      Tengo que ir aprendiendo tips para mejorar la escritura!

      Gracias por leer y por darme tus apreciaciones, son muy importantes ^^

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    4. Tu escritura me parece ya bastante buena, me gusta y es difícil que disfrute de una lectura. No es fácil escribir una historia corta. A modo de anécdota, te cuento que una vez me pidieron crear una historia (con inicio, desarrollo, climax y descenlace) que durase no más de 15 segundos. Parece ridículo, no? xD contar una historia en 15 segundos... pero ciertamente era todo un desafío :P

      Yo ahora te debo una disculpa, tuve un viaje muy traumático, literalmente, y no me he encontrado en condiciones de sostener un lápiz y dibujar. Ya haré el boceto en cuanto pueda y te lo enviaré, tal veeeez si le haces una continuación me motive más :)

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